Han pasado 15 días desde el comienzo del rescate del niño Julen del tubo de los poco más de 70 metros en el que fue hallado su cuerpo sin vida, en la provincia malagueña de Totalán. Una tubería de tan solo 25 cm de diámetro en el que fue extraído gracias a la cooperación de todos los cuerpos de rescate y seguridad del estado, quienes crearon una obra de ingeniería en tan solo 10 días que hizo posible lo imposible.
Los medios han priorizado la actuación de la Guardia Civil y salvamento minero, pero el mérito no es solo suyo. Personas voluntarias del pueblo arrimaron el hombro para apoyar a los padres, dar de comer a los equipos de rescate, ofrecerles apoyo logístico…Un pueblo entero volcado por la causa, una pequeña muestra de lo que España vivió durante 13 fatídicos días, en los que un país se olvidó por completo de las diferencias que los separan, ni VTC, ni taxi, ni catalanes, ni españoles…
Uno de estos ejemplos de solidaridad fue el de la Asociación de Mujeres de Totalán que prepararon unas 3000 croquetas para los más de 200 voluntarios a los que las vecinas han agradecido “su esfuerzo y dedicación”. Fue tal la implicación que incluso la parroquia Santa Ana de Totalán fue empleada como un “hospital de campaña” para atender a la familia de Julen y a todas las personas que participaron diariamente en la recuperación del cuerpo. Su párroco, Ramón Tejero cuenta como los mineros no querían perder el tiempo en comer “solo querían sacar a Julen del pozo”.
Con todos estos gestos se ha demostrado una vez más que los casos dramáticos como fue el de Gabriel, alias “el pescaito” y ahora el de Julen que han mantenido en vilo a toda una nación, la han unido gracias a la solidaridad de las persona. Siendo el “elemento emocional”común en todos estos casos, el pegamento que ha hecho que todo el país coopere en función a salvaguardar la dignidad de las víctimas y su recuerdo. Quedando en el ideario colectivo de todos aquellos que vivieron y participaron en dicho rescate.
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